El arzobispo Alfredo Zecca contestó con una nota a la invitación que le había hecho la Corte Suprema para que explique sus denuncias sobre hechos de corrupción en la Justicia. En el texto, les pidió a los magistrados que se genere un ámbito de diálogo para avanzar en la lucha contra la inseguridad.
El arzobispo, quien recibió fuertes críticas tras la muerte del cura Juan Viroche, agradeció la invitación de los magistrados, pero redobló la apuesta. “Le hago saber que dicho diálogo trasciende la figura del arzobispo y requiere la participación de todos aquellos sacerdotes que, desde sus parroquias, lidian día a día con situaciones de criminalidad y narcotráfico mientras intentan cumplir con su ministerio entre quienes deben sufrir este mal”, expresó.
En la nota dirigida al presidente de la Corte, Antonio Gandur, el religioso propuso convocar a una mesa de diálogo y trabajo sobre seguridad y justicia que esté integrada por educadores, religiosos, magistrados y funcionarios judiciales, funcionarios del Poder Ejecutivo provincial y nacional, legisladores y otros representantes de la sociedad civil.
Zecca había sido convocado por los vocales de la Corte, ya que, tras la muerte de Viroche, el arzobispado había emitido un duro comunicado en el que afirmaba que había individuos corruptos dentro del Poder Judicial que garantizaban la impunidad. Los magistrados le pidieron que de nombres.
La respuesta completa de Zacca a la Corte:
Enterado por medios periodísticos de su invitación a mantener “una instancia de diálogo respetuoso y honesto” con los miembros de esa Corte, me pongo enteramente a disposición de la misma, como es mi deber como Pastor de esta Iglesia Particular de Tucumán y como ciudadano responsable de la gestión del bien común.
En primer lugar agradezco la invitación que se cursara a la Iglesia de Tucumán y a la ciudadanía para encontrar un ámbito de diálogo que nos permita avanzar en la solución de los graves problemas de inseguridad que sufre nuestra sociedad argentina y en particular los Tucumanos.
Sin embargo, le hago saber que, como está expresado en su propia nota a los Medios de Comunicación Social, dicho diálogo trasciende la figura del Arzobispo y requiere la participación de todos aquellos sacerdotes que, desde sus parroquias, lidian día a día con situaciones de criminalidad y narcotráfico mientras intentan cumplir con su ministerio entre quienes deben sufrir este mal.
Creo, en este sentido, esencial convocar una mesa de diálogo y trabajo sobre “Seguridad y Justicia”, que, además de los miembros de esa Corte, esté integrada por educadores, religiosos, magistrados y funcionarios judiciales, funcionarios del Poder Ejecutivo provincial y nacional, legisladores y demás representantes de la sociedad civil, para lograr establecer un correcto diagnóstico que permita al Estado brindar un mejor servicio en materia de seguridad y justicia.
La Iglesia de Tucumán, además, pone a disposición de este objetivo común todos sus recursos humanos y edilicios, para que de manera conjunta convoquemos al resto de los estamentos de nuestra sociedad a iniciar un diálogo sincero y fecundo que nos permita trabajar por una Provincia más segura y justa.